martes, 19 de agosto de 2014

KHUMBA

Voy a hacer esta crítica a medias con mi sobrina de tres años, pero no hace falta que huyáis, es un decir.

Como buena tita que soy, he hecho de mis sobrinos tres perfectos cinéfilos, y por eso me toca tragarme a menudo las películas de niños. En general lo llevo bien, ya que las de hoy en día no son tan infantiles como las de antes, y aún así no soléis ver por aquí títulos de dibujos animados puesto que pocas historias son las que me llaman verdaderamente la atención como para querer incitaros a ir a verlas con vuestros propios ojos. Reconozco que algunas las he visto sin la excusa de mis sobrinos, yo solita o con alguna amiguita de alma joven como yo. Bueno, mis amistades van de los dos años en adelante por eso de que si son hijos de mis amigos, son mis amigos, de modo que algunas de mis amigas no es que sean de alma joven, es que son niñas directamente.

Ya me estaba yendo por los cerros de Úbeda. Lo que venía a decir, es que allá que me fui con mi sobrina la peque a ver Khumba sin tener ni pajolera idea de sobre qué trataba. Básicamente la elegí por descarte, era la única que no había visto ella, y como se me cae la baba cuando la criaturita me dice con un sol radiante brillando a más no poder en to lo alto del cielo "hoy está un poquito malo, ¿vamos al cine?", pues dicho y hecho.

La pega de ir al cine con una niña pequeña, es que en mitad de la película tienes que recoger los bártulos aprisa y corriendo debido a que se hace pis, y coincidió que noté justo con la peli anterior que si la historia no la entretenía lo suficiente, usaba eso de excusa para entretenerse de otra forma: bajando a oscuras hasta el hall, corriendo al baño, echando unas gotitas (o una cascada del Niágara, no siempre es cuento), volviendo corriendo a la sala equivocada, vuelta atrás porque le grito que no es esa, vuelta adelante cuando le señalo la buena, a subir a oscuras otra vez, y a ver si hay suerte y acertamos con los asientos dado que siempre se me olvida algo en la sala. Eso sí, a mí no me torea nadie, y a la tercera vez que quiso hacerme la jugada, saqué la supernanny que llevo dentro y le dije que entonces nos íbamos a casa. Se le pasaron las ganas de hacer pipí en un santiamén.

Pues aquí viene la crítica de mi sobrina de tres años: por primera vez, aguantó toda la peli sin ir al baño. Increíble pero cierto.

A mí la película también me gustó. Me pareció muy bonita, y simplemente le habría añadido más humor para mejorarla. Por lo demás, se da un aire a "El rey León" (si no recuerdo mal, precisamente es de los que escribieron esa historia). Lo que me dio rabia es que contaba con las ganas de la nena para aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid y visitar de motu propio el excusado, y ya veis, me tocó estirar la vejiga.

Aprended de mis errores: niños y adultos que se pasen por el baño antes de entrar en la sala.

Nota: un bien (como adulta). Mi sobrina le da un no-pis.

La verdad es que me da pena usar el pis como baremo, pero teniendo en cuenta que a los niños les gustan casi todas las pelis de dibujos animados, lo que marca la diferencia son estos pequeños detalles. Que conste que luego mi cuñada me confirmó que la peli le había encantado, así que tan desencaminada no voy con la futura crítica de cine.






Acabo de fijarme en el cartel, y debo decir que en el cine en el que trabajo no la tenemos en 3D.


Khumba

Familiar, Animación TP
  • Director: Anthony Silverston
  • Actores: (Voces en versión original) Laurence Fishburne, Annasophia Robb, Steve Buscemi, Liam Neeson
  • Distribuidora: Kiss Comunicació
  • Estreno: 14 de Agosto de 2014
  • Duración: 93 minutos

Sinopsis

Khumba es una cebra con solo la mitad de su cuerpo a rayas a la que todos culpan por la falta de lluvias. Debido a la gran presión de la manada Khumba decide embarcarse en una audaz misión para conseguir todas las rayas que le faltan. En su búsqueda del legendario pozo de agua del que todas las cebras obtuvieron sus preciadas líneas, la cebra conoce a una serie de personajes muy extravagantes: un ñu sobreprotector, Mamá V, y Bradley, un obsesionado avestruz. Pero antes de que pueda reunirse de nuevo con su manada, Khumba tendrá que enfrentarse cara a cara con el malvado Phango, un leopardo sádico que controla todos los pozos de agua de la zona y aterroriza a todos los animales en el Gran Karoo. A lo largo del viaje y de las nuevas experiencias, Khumba comienza a aprender que la diversidad es esencial para la supervivencia y que la diferencia hace que uno pueda ser la fuerza de toda la manada.



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