viernes, 29 de noviembre de 2013

SÉPTIMO

Es una faena ir a ver una película con una idea preconcebida que te formas al leer o escuchar de qué va y que al final resulte que tenías razón. Le quita la emoción.

La historia no da mucho de sí, y la miga que tiene es pensar quién se ha llevado a los niños. Le dan varias vueltas, intentando marear un poco la perdiz con tal de que termines dudando de todo el mundo. Más o menos lo consiguen, así que entretenida sí que es, ya que te pasas un rato diciendo: va a ser este... no, esta... bueno, igual este otro... Normal que al final digas "si es que lo sabía". No, pero en serio, yo lo sabía desde el principio. Es sólo que a ratos dudaba de si sería lo más obvio o lo menos obvio.

Las actuaciones... pues bueno, Belén Rueda siempre lo hace bien. El padre no me convenció nada de nada. No es que actúe mal, pero no me llegó su interpretación. Por tanto, bien y mal.

En resumen, como sospechas de todo el mundo no te marca especialmente el final, con lo cual, no pasa de ser una historia previsible sin giros inesperados que no consigue hacerte sentir esa angustia que deberías pasar al tratar el tema de unos niños desaparecidos. Y, además, la forma de encajar las piezas te sabe a poco.

La historia me llamaba desde el principio, pero mi veredicto es que se desaprovechó bastante al no darle ese tinte oscuro que requería la trama. Parece raro que diga que esperaba vivirla de forma más tensa, pero es que es verdad.

Nota: aprobado.

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