sábado, 9 de noviembre de 2013

UNA CUESTIÓN DE TIEMPO

Es casi perfecta dentro del género romántico. Tienes una bonita historia con mucho humor que te hará reír en más de una ocasión y también tienes una parte entrañable que estará a punto de sacarte la lagrimita. Y para que no te resulte típica, tienes hasta ciencia ficción. Lo dicho, casi perfecta.

No sé qué le falta para alcanzar la perfección. Tal vez nada. Lo que pasa es que, con todo, viajes en el tiempo incluidos, se te hace una historia tan humilde que quizás ahí radique su punto fuerte y su punto débil a la par: te llegará al corazón, pero no te impactará lo suficiente como para que creas que debería pasar a la historia. Aunque sí que le harás un hueco en tu memoria con mucho cariño.

Con suerte, dentro de unos años, una noche de lluvia y frío, te la encontrarás por casualidad en la tele a punto de comenzar y recordarás que te pareció muy bonita. Entonces dejarás de hacer zapping porque de inmediato te apetecerá volver a verla aunque ya sepas cómo termina. Es una de esas historias en las que te metes de lleno en la trama, incluso te haces amigo de los personajes porque te caen simpáticos, y por eso la sientes tan cercana.

No tengo nada malo que sacarle por más que me guste rascar con tal de que veáis que intento ser realista y que no pretendo incitaros a ver lo que sea. Esta es una película que puede gustar a cualquiera, sea o no romántico, en serio. Después de todo, ¿a quién no le habría gustado dar marcha atrás en el tiempo en alguna ocasión para enmendar los errores? Sobre todo en temas amorosos, ¿verdad?

Creo que lo que la hace tan especial, es su excelente sentido del humor unido a la lección que te da: intenta disfrutar de cada día, buscando esos pequeños detalles que lo aliñan y te permiten ver más allá. Y céntrate en lo que te haga querer que llegue el día de mañana, en vez de lo que te haga querer revivir lo que ya no tiene marcha atrás. Incluso alguien con la capacidad de viajar atrás en el tiempo lo hace, sigue adelante a pesar de todo.

Como os decía, es preciosa, y compartiré con vosotros un detalle que viví al salir de la sala: salíamos mi amiga y yo tan contentas cuando reparé en una pareja de mediana edad ya en sus cuarentaytantos o cincuentaypocos que caminaba delante de mí; se dieron la mano con una sonrisa en la cara al enfilar la puerta de salida, dándose un cariñoso beso antes de charlar animadamente, supongo que sobre la historia. Esa escena me pareció la esencia de la película.

Nota: le doy un humilde sobresaliente.

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